En el escenario actual en el que nos desenvolvemos, el mundo empresarial ha avanzado en la transformación hacia los nuevos métodos de trabajo, la importancia del bienestar de sus colaboradores y la adopción de nuevas tecnologías, para cumplir con los nuevos parámetros legales y sociales con los que se mide su actuar a nivel nacional y en el mundo.

Por esto, no es extraño que las empresas ya no sólo consideren sus balances financieros a la hora de entender el éxito en el mercado, sino que también otros aspectos como su impacto en la sociedad y el medio ambiente. Y esto va de la mano con un nuevo concepto: los criterios ESG.

Si bien la base de esta relación entre las empresas y su entorno es más antigua y data de los preceptos de la responsabilidad social empresarial, la evolución que ha tenido la sociedad y el mercado han hecho que haya nuevos criterios e ideales que se sumen a las obligaciones de cada organización, los que se han vuelto muy relevantes en el día a día de las empresas.

¿Qué significa ESG y cuáles son sus principios?

El nombre ESG viene de las palabras Environmental, Social, and Governance (Ambiental, Social y Gobernanza, en español). De esta forma, la idea del éxito de una empresa mantiene los resultados financieros como clave, pero también involucra nuevos aspectos para entender su relación con la sociedad, el lugar físico donde se encuentran y la forma en la que internamente se maneja cada organización.

Por ejemplo, en el área ambiental, es muy relevante saber cómo una empresa puede enfrentar los desafíos del cambio climático y la sostenibilidad ambiental, ya sea a la hora de revisar productos y servicios, la manufactura o incluso el manejo de los desechos que se generan en la producción de estos. Así, el objetivo principal es buscar el cuidado y protección del medioambiente

En tanto, el ámbito social radica principalmente en aquellas acciones que una empresa puede realizar para promover la diversidad, la equidad laboral y el bienestar social de sus trabajadores y de toda la sociedad que se ve involucrada con la empresa, ya sean vecinos, consumidores u otros.

Finalmente, lo relacionado a la gobernanza de las organizaciones va de la mano con la transparencia sobre cómo se llevan a cabo los procesos, el respeto a la ética profesional y empresarial, y por sobre todo, a las buenas prácticas de gestión desde la dirección de la empresa hacia sus trabajadores, evitando cualquier discrepancia ética entre los diferentes estamentos.

De esta manera, estos criterios no financieros están transformando la forma en que se evalúa el desempeño empresarial, ya que miden la capacidad de la organización de respetar y actual bajo estos tres factores, de manera sostenible y sin afectar el objetivo económico que buscan.

¿Cómo los criterios ESG pueden impulsar a la industria nacional?

La implementación de los nuevos criterios de ambiente, social y gobernanza pueden convertirse en un muy buen desafío para las empresas chilenas, entendiendo el amplio potencial que tiene nuestra industria de cara a la adopción de nuevas tecnologías y el gran capital que ofrecen los diversos paisajes del país para impulsar la industria verde.

De hecho, los inversores nacionales y extranjeros cada vez le dan más valoración a aquellas empresas que fortalecen y hacen propio el compromiso con los principios ESG. Esto, porque la consideración de estos criterios puede impulsar la reputación de la empresa y su sostenibilidad a largo plazo.

La integración de criterios ESG también ayuda a las empresas a identificar y mitigar riesgos potenciales. Esto incluye daños ambientales, problemas de reputación, litigios legales y tensiones laborales. Al abordar estos riesgos de manera proactiva, las organizaciones pueden proteger su valor a largo plazo y evitar posibles crisis.

En la misma línea, esta visión mejora la reputación de las empresas y fortalece sus relaciones con otros actores clave de la industria como sus clientes, colaboradores, comunidades locales, reguladores y ONGs, lo que impulsa la confianza del mercado, su lealtad de marca y una mayor aceptación social.

Finalmente, otro de los beneficios de implementar criterios ESG es la mejora de la eficiencia y la innovación. La adopción de prácticas sostenibles y responsables puede impulsar la eficiencia operativa y fomentar la innovación en la industria, implementando tecnologías limpias, optimizando procesos para reducir residuos y priorizando el desarrollo de productos y servicios que aborden desafíos sociales y ambientales.

Los desafíos de implementar criterios ESG en las empresas

La puesta en práctica de criterios ESG en la industria nacional implica una serie de desafíos, que obligan a adoptar un enfoque integral que involucre a todos los niveles de cada organización.

En primer lugar, se necesita un fuerte compromiso de la Alta Dirección de cada empresa, con un soporte claro a la integración de estos criterios en todas las áreas de operación, estableciendo políticas y objetivos claros relacionados con el medio ambiente, el bienestar social y la gobernanza empresarial.

Así mismo, esta integración debe ir de la mano con los objetivos y la estrategia empresarial a largo plazo. Esto puede incluir la identificación de oportunidades de negocio sostenibles y la evaluación de riesgos relacionados con estas áreas.

Siguiendo esta idea, las empresas deben realizar evaluaciones de riesgos ESG para identificar áreas de mejora y mitigar posibles impactos negativos, lo que se puede llevar a cabo con la implementación de prácticas de gestión de riesgos específicas, como la evaluación de impacto ambiental y social en proyectos de inversión.

Finalmente, es clave la capacitación y sensibilización a todos los estamentos de la organización en temas relacionados con ESG, promoviendo una cultura empresarial que valore la sostenibilidad y la responsabilidad social, lo que a su vez fortalecerá la ética profesional dentro de la empresa.

En resumen, la implementación de criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ESG) en la industria nacional ofrece una serie de beneficios significativos, a pesar del desafío inicial de poder ponerlos en práctica.

Al adoptar prácticas empresariales sostenibles y responsables, las empresas pueden acceder a capital nacional e internacional, mitigar riesgos operativos y reputacionales, mejorar la eficiencia y fomentar la innovación, lo que beneficia a las empresas individualmente, pero también contribuye al desarrollo económico sostenible y al bienestar social en el país.