
Privacidad digital en redes sociales: Qué tanto puede afectar al trabajo
Las redes sociales forman parte de la vida cotidiana de millones de personas, pero cada vez es más evidente que lo que se publica en ellas puede tener consecuencias más allá del entorno virtual.
En un mercado laboral altamente digitalizado, muchas empresas han comenzado a observar lo que sus candidatos o trabajadores comparten en plataformas como Instagram, X (antes Twitter), Facebook, LinkedIn o TikTok. En Chile, estudios recientes muestran que seis de cada diez expertos en recursos humanos creen que las publicaciones personales pueden influir directamente en la contratación o permanencia de un trabajador, y que la mayoría de las empresas aún no cuenta con políticas claras sobre cómo manejar la información que encuentran en línea.
El problema radica en que esta situación deja a los trabajadores en un terreno difuso entre su vida privada y su reputación profesional.
La delgada línea entre lo personal y lo profesional
Hasta hace algunos años, la frontera entre lo laboral y lo personal era clara. Sin embargo, las redes sociales han diluido esa división. Una opinión publicada desde un perfil personal puede llegar fácilmente a colegas, jefaturas o clientes y, en ciertos casos, transformarse en motivo de conflicto.
Los reclutadores utilizan estas plataformas para obtener una impresión más completa de los postulantes, buscando señales de responsabilidad, coherencia y valores. Pero también pueden encontrarse con comentarios o comportamientos que consideren inapropiados. En ese sentido, la huella digital se ha convertido en una especie de currículum invisible, capaz de reforzar una buena imagen profesional o, por el contrario, cerrarle las puertas a un candidato antes incluso de que tenga una entrevista.
No se trata solo de evitar polémicas políticas o sociales, también puede jugar en contra una exposición excesiva de la vida privada, críticas hacia empleadores anteriores o publicaciones que reflejen actitudes negativas. En redes, cada publicación es una pieza del rompecabezas que otros pueden usar, con o sin contexto, para definir quién es una persona.
Monitoreo y control dentro de las empresas
Cada vez más organizaciones en Chile y en el mundo aplican monitoreos digitales sobre las actividades de sus trabajadores. Algunas lo justifican como parte de su estrategia de reputación corporativa, mientras que otras lo hacen sin notificarlo, lo que abre un debate sobre la privacidad y los límites del control.
Ciertas áreas de recursos humanos revisan las redes para detectar conflictos de interés, filtraciones de información o actitudes contrarias a los valores institucionales. En casos más extremos, las empresas pueden llegar a aplicar sanciones o incluso desvincular a un trabajador si consideran que una publicación afecta su imagen.
Esto ha generado polémica, principalmente por el cuestionamiento sobre si es correcto que un empleador evalúe el comportamiento personal fuera del horario laboral. ¿Hasta qué punto las opiniones individuales pueden ser interpretadas como una representación de la empresa? La respuesta no es simple, pero el tema ya se ha instalado en la conversación pública y en las áreas de gestión de personas.
Aspectos legales: ¿pueden las empresas revisar nuestras redes?
En Chile no existe una ley específica que prohíba o regule expresamente la revisión de redes sociales por parte de los empleadores, pero sí hay marcos normativos que protegen la privacidad y los derechos de las personas.
La Constitución, la Ley 19.628 sobre Protección de la Vida Privada y el nuevo proyecto de Ley de Datos Personales, actualmente en tramitación, establecen que los datos personales, incluidos los que se publican en línea, no pueden ser utilizados sin un propósito legítimo y deben ser tratados con consentimiento o interés fundado.
Sin embargo, hay una zona gris, ya que todo lo que se publica de forma abierta en redes sociales puede considerarse información pública, y por lo tanto, cualquier persona, incluido un empleador, puede acceder a ella sin incurrir en una falta legal. El problema surge cuando las empresas utilizan esa información para discriminar o tomar decisiones laborales sin criterios objetivos.
Si un empleador rechaza o despide a alguien exclusivamente por sus opiniones o creencias expresadas en línea, podría enfrentarse a una denuncia por vulneración de derechos fundamentales, aunque demostrar ese vínculo no siempre es sencillo.
Por eso, los expertos recomiendan que las empresas definan políticas internas claras sobre el uso de redes sociales, estableciendo límites y criterios transparentes para evitar abusos. De igual forma, los trabajadores deben ser conscientes que la exposición digital siempre implica riesgos para su reputación.
Reputación digital y marca personal
Más allá del control empresarial, la gestión de la marca personal digital se ha transformado en una herramienta de empleabilidad. En plataformas como LinkedIn, mostrar logros, habilidades y experiencias puede impulsar una carrera. Pero en redes de carácter más personal, la imagen pública también influye.
Hoy muchos reclutadores cruzan información entre distintas plataformas, buscando consistencia. Un candidato que se muestra profesional y respetuoso en LinkedIn, pero agresivo o intolerante en otra red, puede generar desconfianza. En cambio, alguien que usa sus redes para difundir conocimiento, promover causas positivas o compartir intereses constructivos suele obtener una mejor valoración.
La reputación digital es acumulativa y difícil de borrar. Un solo comentario desafortunado puede quedar registrado en capturas o búsquedas. Por eso, pensar antes de publicar se ha vuelto un acto de autoprotección tanto profesional como personal.
Consejos para cuidar la privacidad y la empleabilidad
Mantener una relación saludable con las redes sociales no implica desaparecer de ellas, sino aprender a gestionarlas. Ajustar la configuración de privacidad, limitar lo que se comparte públicamente y evitar publicaciones que mezclen temas laborales con opiniones puede ser un primer paso.
También es recomendable revisar periódicamente las publicaciones antiguas y eliminar aquellas que ya no reflejan las ideas o la madurez actual. Los reclutadores valoran la autenticidad, pero también la prudencia y el criterio.
Otro punto importante es diferenciar los espacios. Utilizar redes profesionales para el desarrollo de carrera y dejar las plataformas personales para la vida privada, configurando los niveles de privacidad de manera adecuada. En un mundo donde todo se archiva y circula, cuidar la huella digital es parte del autocuidado moderno.
Una nueva frontera del profesionalismo digital
La privacidad digital ya no es solo una cuestión técnica, sino una dimensión del profesionalismo. Las redes sociales amplifican voces, conectan oportunidades y permiten construir comunidades, pero también exponen a las personas a juicios rápidos y malentendidos.
Ser consciente del poder de lo que se publica es esencial para cualquier trabajador o postulante, especialmente en un contexto donde las empresas están cada vez más atentas a la conducta digital de sus equipos.
La línea entre lo personal y lo profesional se ha vuelto difusa, y aprender a navegarla con responsabilidad es clave. Cuidar la imagen en redes no significa perder autenticidad, sino entender que cada publicación forma parte de una narrativa que otros también pueden leer.
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