
Navegar seguro en internet: por qué borrar historial y cookies es clave, y qué otros consejos seguir
En el mundo digital actual, cada clic que damos, cada página que visitamos y cada búsqueda que realizamos en internet deja una huella. Muchas veces no somos conscientes de la cantidad de información que se almacena en nuestros dispositivos y en los servidores de las páginas web, pero lo cierto es que los historiales de navegación y las cookies son rastros que pueden exponer nuestra privacidad y, en algunos casos, poner en riesgo nuestra seguridad.
En este escenario, borrar regularmente el historial y las cookies del navegador es un primer paso fundamental para mantener la seguridad en nuestro día a día digital, pero no es el único. También existen otras prácticas que también ayudan a reforzar la protección y a navegar con mayor tranquilidad, disminuyendo las posibilidades de sufrir filtraciones de información o fraudes.
Qué son las cookies y el historial de navegación
Antes de entender la importancia de eliminar el historial y las cookies, es necesario saber qué son cada una de estas. El historial de navegación es un registro que guarda el navegador sobre todas las páginas visitadas, las búsquedas realizadas e, incluso, los formularios completados.
Por su parte, las cookies son pequeños archivos que los sitios web almacenan en nuestro dispositivo para recordar preferencias, personalizar la experiencia o rastrear hábitos de consumo.
Aunque en principio estos datos cumplen funciones útiles, también implican riesgos. El historial revela con facilidad los intereses, rutinas y hábitos de una persona, mientras que las cookies pueden ser utilizadas por empresas y anunciantes para perfilar a los usuarios o, en el peor de los casos, ser manipuladas por ciberdelincuentes para obtener información sensible.
Privacidad y rastreo en internet
Una de las principales razones para borrar el historial y las cookies es la privacidad. Hoy en día, la mayoría de los sitios web utilizan herramientas de seguimiento que recolectan datos de navegación para fines publicitarios o de análisis. Con el tiempo, esa acumulación de información puede entregar un perfil completo de la vida digital de una persona, desde sus horarios de conexión hasta sus preferencias de compra o sus temas de interés.
En este escenario, eliminar periódicamente los registros ayuda a reducir esa huella digital. Si bien no es una medida que garantice un anonimato total, sí disminuye la cantidad de datos disponibles para el rastreo y dificulta que terceros puedan seguir de manera tan precisa el comportamiento en línea de los usuarios.
Riesgos de seguridad asociados
Además de la privacidad, existen riesgos directos de seguridad si no se eliminan estos archivos de nuestros dispositivos. Las cookies almacenadas pueden ser utilizadas por atacantes en técnicas como el “session hijacking”, que consiste en robar la sesión de un usuario para acceder a cuentas sin necesidad de contraseña. Lo mismo ocurre con los historiales guardados en equipos compartidos, donde cualquier persona con acceso físico al dispositivo puede revisar información personal, cuentas abiertas o datos confidenciales.
Por otro lado, el exceso de archivos temporales y cookies también puede volver más lento el navegador y hacer que el dispositivo sea más vulnerable a fallas o ataques. Una práctica tan simple como limpiar estos registros reduce considerablemente la superficie de riesgo.
Cuidado con las contraseñas guardadas
Las cookies y el historial de navegación no son las únicas brechas de seguridad que vamos dejando en nuestra navegación en internet. Un error muy común es confiar plenamente en la función de los navegadores que permite almacenar contraseñas, algo que puede ser muy práctico, pero representa un riesgo en caso de pérdida, robo o hackeo.
En estos casos, es mucho más recomendable utilizar un gestor de contraseñas seguro, que protege la información con una clave maestra, o bien optar por memorizar aquellas claves más importantes.
Dejar las contraseñas a la vista en el navegador puede ser una invitación abierta para que alguien acceda a cuentas personales o laborales sin mayor dificultad.
Mantener los dispositivos actualizados
Otro consejo fundamental es mantener el sistema operativo, los navegadores y las aplicaciones con las últimas actualizaciones disponibles. Cada versión nueva suele incluir parches de seguridad que corrigen vulnerabilidades detectadas, por lo que postergar estas actualizaciones abre la puerta a ciberataques que se aprovechan de esas fallas.
En un mundo donde los intentos de hackeo son cada vez más sofisticados, un software desactualizado equivale a dejar una ventana abierta en casa, donde cualquier descuido puede permitir que los delincuentes actúen.
Usar redes seguras y evitar las públicas para datos sensibles
El acceso a internet desde redes públicas, como las de cafés o aeropuertos, puede ser riesgoso si se trata de realizar transacciones bancarias o ingresar a cuentas personales. Estas conexiones, al no estar encriptadas adecuadamente, permiten que terceros puedan interceptar la información transmitida.
Siempre que sea posible, conviene utilizar redes seguras. En tanto, en casos urgentes donde la persona deba conectarse desde un lugar público, se puede recurrir a una red privada virtual (VPN), herramienta que cifra los datos y hace más difícil que puedan ser interceptados por ciberdelincuentes.
Desconfiar de enlaces sospechosos y correos desconocidos
El phishing sigue siendo una de las formas más frecuentes de fraude en internet. Consiste en el envío de correos, mensajes o enlaces que parecen legítimos, pero que buscan engañar al usuario para obtener sus datos personales.
Por esto, es clave evitar los enlaces que vienen en correos de remitentes desconocidos y desconfiar de cualquier comunicación digital donde se soliciten contraseñas, aunque aparenten ser de un banco o servicio oficial.
Una práctica segura es siempre escribir directamente la dirección del sitio en el navegador en lugar de hacer clic en los enlaces recibidos.
Complementar con antivirus y también con sentido común
La navegación segura no depende sólo de borrar historiales o evitar enlaces peligrosos, sino también de mantener un software antivirus actualizado que pueda detectar amenazas.
Sin embargo, la mejor herramienta para evitar cualquier riesgo en el mundo digital sigue siendo el sentido común. Pensar dos veces antes de compartir datos personales, descargar archivos o autorizar permisos a aplicaciones es un filtro que puede evitar problemas mayores.
Navegar en internet con seguridad es responsabilidad de cada persona, y aunque el entorno digital nunca estará libre de riesgos, adoptar ciertas rutinas ayuda a reducirlos considerablemente.
Borrar el historial y las cookies es una medida básica de higiene digital, pero debe complementarse con otras prácticas como cuidar las contraseñas, mantener los dispositivos actualizados y evitar redes públicas para transacciones sensibles. La combinación de estas medidas no garantiza una protección absoluta, pero sí fortalece la seguridad personal frente a un ecosistema digital cada vez más complejo y expuesto.
El objetivo no es dejar de usar internet, sino hacerlo de manera consciente y segura. Al igual que en la vida cotidiana tomamos precauciones para proteger nuestros bienes, en el mundo digital debemos ser igual de cuidadosos para resguardar lo más valioso que tenemos: nuestra información y nuestra tranquilidad.