
Inflación en alza: el desafío económico que golpea el bolsillo de los chilenos
Desde comienzos de año, la inflación en Chile ha mostrado signos de preocupación, y el último mes volvió a poner el tema sobre la mesa. Según los datos más recientes del Índice de Precios al Consumidor (IPC), julio registró un alza de 0,9%, cifra mayor a la esperada y que fue influida por el incremento en las cuentas de la luz, el transporte y algunos alimentos clave en la dieta de los hogares.
Este repunte llega en un momento en que la economía mundial enfrenta tensiones por conflictos geopolíticos, variaciones en los precios internacionales de la energía y cambios en las cadenas de suministro, factores que repercuten directamente en economías abiertas como la chilena.
Para muchas familias, la inflación no es una estadística lejana ni un concepto técnico, sino una realidad que se vive al momento de hacer las compras o pagar las cuentas. El presupuesto que antes alcanzaba para cubrir todos los gastos del mes y dejar un pequeño margen para ahorrar o disfrutar en ocio, ahora parece gastarse más rápido.
Esta sensación de “el dinero no alcanza” es uno de los efectos más visibles y preocupantes de la inflación, que no sólo reduce el poder adquisitivo, sino que también genera incertidumbre sobre el futuro económico.
¿Qué es la inflación y por qué ocurre?
En términos simples, la inflación es el aumento sostenido y generalizado de los precios de bienes y servicios en una economía. No se trata de que suba un producto específico, como el pan o la gasolina, sino de un alza que afecta al conjunto de la economía, desde los alimentos hasta los arriendos, los servicios básicos y los productos de consumo masivo. Esto significa que con el paso del tiempo, el dinero pierde parte de su valor adquisitivo y la misma cantidad de pesos que antes alcanzaba para comprar una cierta cantidad de cosas, ahora sólo puede alcanzar para adquirir sólo una parte de ellas.
Las causas de la inflación pueden clasificarse de varias maneras. La primera es la inflación de demanda, que ocurre cuando hay más personas queriendo comprar productos y servicios de los que la economía puede ofrecer. En ese escenario, la presión sobre la demanda empuja los precios hacia arriba producto de la escasez.
La segunda es la inflación de costos, que se produce cuando los insumos necesarios para producir bienes o prestar servicios como energía, transporte o materias primas, se encarece, y las empresas trasladan esos mayores costos a los consumidores.
Finalmente, la tercera causa es la inflación importada, que sucede cuando el país compra productos desde el extranjero y estos llegan más caros debido a variaciones en el tipo de cambio o a aumentos en los precios internacionales.
En el caso de Chile, el reciente incremento de la inflación tiene mucho que ver con la inflación de costos. El alza en las tarifas eléctricas impacta no sólo a los hogares, sino también a las empresas, que dependen de la energía para producir y distribuir bienes. Si una panadería paga más por consumo de electricidad, es probable que ese mayor costo se refleje en el precio del pan. Lo mismo ocurre en supermercados, transporte y prácticamente cualquier sector productivo. A esto se suman factores externos, como el encarecimiento de combustibles por la volatilidad internacional y la depreciación del peso frente al dólar, que aumenta el costo de los productos importados.
Efectos directos en el bolsillo y su relación con el desempleo
El impacto de la inflación sobre el presupuesto familiar es inmediato. Si el precio de la canasta básica sube, las familias deben destinar una mayor parte de sus ingresos a cubrir necesidades esenciales como alimentación, vivienda y transporte. Esto deja menos margen para gastos como entretenimiento, ropa o viajes y reduce la capacidad de ahorro.
Cuando muchas personas reducen sus gastos no esenciales (viajes, artículos de 2ª o tercera necesidad, suntuarios, etc), las empresas que dependen de esos consumos ven caer sus ventas, lo que puede llevarlas a recortar costos. Es aquí donde se conecta la inflación con el empleo.
Si las empresas enfrentan menores ingresos y costos más altos al mismo tiempo, podrían congelar contrataciones, disminuir horas laborales o incluso despedir personal. En un escenario de inflación alta y prolongada, esto puede derivar en un aumento del desempleo, generando un círculo donde las personas con menos ingresos reducen aún más su consumo, lo que presiona a la baja las ventas y dificulta la recuperación económica.
Otro punto clave es la pérdida de poder adquisitivo de los salarios. Si los sueldos no crecen al mismo ritmo que los precios, el trabajador ve reducida su capacidad de compra, aunque el monto nominal de su sueldo no cambie. Esto genera una sensación de empobrecimiento y puede aumentar la demanda de reajustes salariales, lo que a su vez, podría presionar más los costos de las empresas y retroalimentar la inflación.
¿Qué considerar para enfrentar la inflación?
En un contexto de inflación en alza, la mejor herramienta de defensa es la planificación financiera. Elaborar un presupuesto detallado que permita distinguir entre gastos esenciales y no esenciales podría ayudar a enfrentar esta situación. Por ejemplo, si el costo de la electricidad sube, tal vez sea momento de posponer la compra de un electrodoméstico que no es urgente o reducir en lo posible, el consumo energético en casa.
El endeudamiento merece especial atención. En un escenario de inflación conviene evitar nuevas deudas de consumo y, en lo posible, amortizar las que ya existen para no arrastrar intereses elevados. En caso de necesitar financiamiento, es recomendable comparar distintas opciones y plazos, eligiendo siempre la alternativa más económica.
También se vuelve importante buscar precios más convenientes. Esto implica comparar en diferentes comercios, aprovechar ofertas y descuentos, y evaluar marcas alternativas que ofrezcan una buena relación entre calidad y precio.
Además de reducir gastos, fortalecer la empleabilidad es una medida preventiva ante posibles impactos en el mercado laboral. Esto puede lograrse mediante cursos de capacitación, formación en nuevas competencias o actualización profesional. En un entorno económico incierto, contar con habilidades demandadas puede marcar la diferencia para mantener o mejorar la posición laboral.
Afrontar la inflación día a día
Aunque la inflación es un fenómeno macroeconómico que no depende de las decisiones individuales, sí es posible mitigar sus efectos a nivel personal y familiar. Ajustar el estilo de vida, optimizar el uso de los recursos y tomar decisiones más conscientes en el consumo pueden ayudar a sortear periodos de precios altos sin comprometer la estabilidad financiera.
En definitiva, el reciente repunte de la inflación en Chile es una señal de que el escenario económico seguirá presentando desafíos. Sin embargo, también es una oportunidad para reforzar la educación financiera y desarrollar hábitos que protejan el bienestar económico. La inflación no se puede eliminar directamente desde el hogar, pero sí se puede enfrentar con inteligencia, organización y disciplina.