La celebración del “18” en nuestro país cada vez está más influenciada por culturas extranjeras, mientras los inmigrantes también se empapan del espíritu y celebran con nuestras actividades típicas. Pero, ¿han cambiado realmente nuestras fiestas por la inmigración?
Comienzan las fiestas patrias en nuestro país, y nuevamente las tradiciones se hacen presente como cada año. En septiembre se escucha cueca, se disfruta con los juegos típicos, visitamos las fondas y ramadas de nuestra ciudad y, por sobre todo, la comida propia de nuestra cultura aparece en gloria y majestad, la chicha y la empanada entre otros.
Pero estas celebraciones han cambiado durante el último tiempo. Si antes disfrutábamos con el anticucho, hoy la arepa y los tequeños cada vez ganan más terreno en los lugares donde antes sólo se vendían productos típicos del “18”. La cueca y la cumbia son acompañadas por vals peruano y reggaetón en creolé. Todo esto, producto de la inmigración.
En este escenario, ¿existe realmente un cambio en la forma en la que festejamos nuestras fiestas patrias?
La tradición se mantiene viva
El proceso de inmigración en nuestro país ha crecido con fuerza en los últimos años. Según datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), el 6% de la población chilena está compuesta por extranjeros, lo que equivale a más de 1 millón de personas que decidieron hacer de Chile su nuevo hogar.
Por lo tanto, no es de extrañar que en nuestro día a día podamos identificar cambios notorios dentro de nuestras ciudades, y nuestras tradiciones también se ven modificadas. En las celebraciones masivas de las fiestas patrias, con fondas y ramadas, ahora hay más variedad en la comida ofrecida, bebidas y música. Por ejemplo, ya se ha vuelto común ver lugares donde junto con las empanadas venden arepas o fondas que mezclan cueca, reggaetón y cumbia de manera casi natural.
También la multiculturalidad se ha ganado un espacio en estas celebraciones, ya que los trajes y bailes típicos del resto de Sudamérica también se han ganado un espacio, creando un paisaje diverso e integrador. Y, al mismo tiempo, los extranjeros han comenzado a disfrutar de nuestras tradiciones.
Todos se suman a las celebraciones
De todas formas, la influencia que se produce con el proceso de inmigración en las fiestas patrias no viene sólo desde los extranjeros, ya que ellos también se empapan del espíritu dieciochero y aprovechan las celebraciones de fiestas patrias para integrarse de mejor manera el país y sus costumbres.
“ La felicidad que recorre las calles de Chile cuando se acerca el 18 de septiembre, y el calor de hogar que se respira durante todo el mes acompañado de las exquisitas empanadas de pino, son imposibles de negar. ”, Manuel Rojas inmigrante Venezolano Trabajador de ATCOM
Poco a poco, muchos han aprovechado estas fechas como una oportunidad de trabajo, creando stands con productos típicos de sus países o colaborando en fondas y ramadas, abriendo otra oportunidad para crecer en nuestro país.
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