La participación femenina en el mercado laboral ha aumentado en los últimos 20 años, pero su presencia en los cargos altos de las empresas aún es baja. La evolución es constante y positiva, pero a paso lento.
En una época marcada por la justa defensa de sus derechos a nivel mundial, las mujeres han ido adoptando roles cada vez más importantes dentro de las empresas, asumiendo puestos de liderazgo que hasta hace unos años eran esquivos para ellas.
Nuestro país no ha sido la excepción dentro de este proceso. Sus grandes habilidades en los ítems relacionados al liderazgo de equipos, referidas a la capacidad de tomar la iniciativa, actuar con resiliencia y fomentar el desarrollo personal de sus trabajadores, pueden entregar una visión distinta dentro de los espacios de trabajo, entregando un mejor ambiente y disposición por parte de los colaboradores.
Cambios lentos, pero positivos
Si bien se entiende que falta mucho para lograr una paridad en la participación de hombres y mujeres en los puestos principales dentro del mercado laboral, si se hace una mirada al pasado se puede ver una evolución constante y muy positiva, principalmente en lo referido a los nuestros espacios que se han abierto dentro de las empresas.
De hecho, el Informe de Mujeres en Alta Dirección 2017, que estudia la participación femenina en puestos importantes de entidades públicas, bancarias y empresa privada, mostraba que sólo un 13% de los cargos ejecutivos en el país era ocupado por mujeres, cifra que aumentó al 17% en 2018.
En este escenario, en el marco de la Tercera Cumbre de Liderazgo Femenino, la Ministra de Transporte Gloria Hutt destacó que “se avanza lentamente porque falta conciencia general, desde la igualdad en el trabajo doméstico, hasta eliminar los prejuiciosa la hora de seleccionar cargos en las empresas ”
Esto va de la mano con el aumento en la presencia de las mujeres en el mercado laboral. Si bien la encuesta Casen de mayo de 2019 aseguró que una de cada cinco mujeres no participaba del mercado laboral, el total de la fuerza laboral femenina ha crecido en más de un 10% en los últimos 20 años según datos del INE.
De todas formas, los números no son del todo positivos, ya que la misma encuesta del INE aseguró que la brecha salarial entre hombres y mujeres se mantiene por sobre el 24%, mientras que el estudio de “Energía Organizacional” de la consultora Proqualitas realizado en 2018 concluyó que ellas tienen mayores obstáculos para tomar decisiones importantes en puestos de jefatura.
El nuevo papel de las mujeres en el trabajo
A pesar de mantenerse relegadas de los cargos importantes dentro de las empresas de nuestro país, existen muchos atributos asociados a la fuerza laboral femenina que pueden ayudar a obtener grandes resultados dentro de los equipos de trabajo.
Por ejemplo, los liderazgos femeninos se caracterizan por el mejor trato hacia los colaboradores, al ser más empáticas y cercanas con los trabajadores a su cargo.
Al mismo tiempo, las mujeres en altos puestos muestran mayor capacidad analítica para resolver problemas, además de mejorar las instancias de participación y análisis de los proyectos que ejecutan. Así, democratizan efectivamente los espacios laborales y aumentan la productividad junto con la calidad del trabajo realizado por sus equipos.
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