Beneficios sociales, flexibilidad y el crecimiento personal hoy pueden ser incluso más importantes que el sueldo o la estabilidad para algunos trabajadores. Conoce acá esta nueva tendencia.
Las expectativas de las personas en sus ambientes de trabajo han cambiado drásticamente dentro de los últimos años. Si las generaciones anteriores ponían énfasis en la estabilidad y la retribución económica, los trabajadores más jóvenes han girado hacia objetivos más ligados con su realización personal y el apoyo que pueden recibir de sus empleadores.
De hecho, las expectativas sobre crecimiento dentro de la empresa, libertad para manejar los horarios y compatibilizar trabajo con la vida privada se han vuelto primordiales al momento de elegir dónde trabajar o buscar un nuevo espacio.
Por esta razón, los trabajadores ya no sólo consideran su sueldo al momento de ingresar a una nueva plaza o negociar sus condiciones, sino que también suman los beneficios no relacionados a compensaciones económicas al momento de elegir su lugar de trabajo. De esta manera, al salario tradicional se une un nuevo concepto, el “salario emocional”.
¿Qué es el salario emocional?
El salario emocional corresponde a los beneficios que puede recibir un colaborador por parte de su empresa sin que estos impliquen un aumento en la ganancia económica, sino que estén orientados a la mejora de la calidad de vida del trabajador.
Un ejemplo de esto son aquellas empresas que brindan servicios de guardería a los hijos de sus trabajadores, jornadas libres para colaboradores que estén celebrando su cumpleaños sin utilizar días de vacaciones o aumentar su carga de trabajo, o la posibilidad de elegir momentos de teletrabajo u horarios flexibles.
También es considerado dentro del salario emocional la posibilidad abierta de que los trabajadores puedan ascender gradualmente en la empresa donde se desempeñan, junto a la facilidad de acceder a cursos y capacitaciones sin costo para ellos.
De esta manera, los miembros de una empresa obtienen una retribución que les permite simplificar su día a día, acceder a un mayor tiempo de recreación y seguir su crecimiento profesional y personal. En tanto, las empresas lo utilizan para mejorar su imagen interna y fomentar un mejor ambiente laboral dentro de sus equipos.
Además, este tipo de acuerdos o beneficios también generan nexos positivos entre empleadores y trabajadores, ya que los primeros abren un espacio de mayor flexibilidad y entendimiento con los colaboradores, los que por su parte, se comprometen con los objetivos empresariales al sentirse comprendidos como personas y no sólo como trabajadores.
Las empresas también ganan
Uno de los aspectos que hace que las empresas duden o no realicen este tipo de prácticas es el gasto económico que conlleva la implementación de algunos beneficios, principalmente aquellos que refieren a entregar servicios a la comunidad laboral.
Pero este tipo de incentivos no se debería considerar una pérdida monetaria por parte de los empleadores, sino que más bien como una inversión que permitirá mejorar el ambiente laboral, obtener trabajadores más contentos y con mejores herramientas.
Al mismo tiempo, este tipo de prácticas permite tener mayores posibilidades de integrar y mantener a los talentos dentro de la empresa, ya que los postulantes se sienten atraídos por este tipo de propuestas, mientras que los trabajadores que reciben este tipo de estímulos tienden a mantenerse en sus puestos en vez de buscar nuevas experiencias laborales.
La importancia de sentirse bien
En síntesis, el “salario emocional” se ha vuelto trascendental para los trabajadores de nuestro país debido a la alta carga de trabajo y al cambio de paradigma que han generado las empresas que entregan este tipo de aportes en lo relacionado al trato y la relación que generan con sus colaboradores.
Así, no sólo se mejora el ambiente laboral que pueda existir en cada empresa, sino que también el ánimo de cada uno de los miembros de la misma, ayudando a que los trabajadores tengan un mejor desempeño y compromiso. Y esto contribuye incluso a una mejor salud mental de esos colaboradores.
De esta manera, las empresas pueden colaborar en el descenso de los índices de estrés y apoyar la realización de actividades deportivas. Y el resultado no sólo será emocional, sino que también propiciará un descenso en el ausentismo de los trabajadores por razones de salud al atacar los principales causantes de las enfermedades laborales.
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